Poemas reales | La Nota Latina

Poemas reales

El escritor no busca, a veces encuentra el lenguaje al máximo en sus virtudes y fracasos, en su terror y su belleza. Se podría decir que intenta un exorcismo en el juego del universo, digo así, porque no solamente se tiene visitas de lo conocido, de lo que existe no sabido, y de los misterios que el propio universo se inventa. Ya en la tierra, el escritor vive en medio de los trances de la existencia, el presente, los memoriales, y los amaneceres que se esperan. Entonces, inicia sus diálogos con ellos.  El primer poema es la pérdida imposible de asumir. El segundo poema es la síntesis de lo que en este párrafo está escrito.

 

El hombre que se murió buscando una botella con un mensaje

 

Era barro, ahora huesos sumergidos

en agua multiforme y roja,
tensiones de corpúsculos,
hilachas que tejen y no descansan,
leen, leen, escriben, escriben.
Demasiados diccionarios,
piel de cuero,
contracciones de corto alcance,
ceniza anunciada en su alma.
Ella hierbe, pocos gramos,
gusta de galletas,
masca en diferentes lenguas,
corre, en la calle inundada,
sabe que sombra no alcanza,
otros vientos la atraen.
Maletas listas, aunque hueso
no escucha. Él anda, se esparce,
sin cautela. No puede ser
que no haya dejado un mensaje,
se atrapa en tiempo oscuro.
Valor incalculable para él,
no puede ser una traición,
mira el mar con respiro en represión:
¿dónde ha desaparecido ella ahora?
¿se fue con su vestido de noche
de blanca muselina? después
atronador relámpago y trueno en la casa vacía.
Una anciana de la ventana de enfrente
observa alarmada por el silencio
las ventanas que lloran.
el alma saltó al infinito
con el demonio escondido en la botella.

 

 

Balada de un pájaro raro

 

Sí, mis ojos son agredidos,

niebla con humo, a veces

también me pongo su disfraz.

 

iluminar aún más la existencia

desde el revés de los párpados

que tiene grabadas y narra sus escenas:
fotografías, textos, gritos, cantos

y lo que no se sabe nombrar

 

El río corre para hacer reflexionar al árbol,

cada maraña de ramas tiene a una hoja atrapada,

tantos compitiendo para ser los más brillantes.

Aire ligero, bandadas de pájaros buscando

el alfabeto del cielo para poder plantar su huevo.

 

 

cada historia tiene en la boca su propio

sol y luna

 

todo como en la iglesia

un sacerdote preparando el tono de la misa

 

toda la sangre en el césped

 

Ante mí, veinticinco fotografías y ni una sola palabra.

algunos cantos de aves en un campo verde.

Cómo capturar el vacío del cielo, ¿qué hacer con él?

Ni una sola rotura en la niebla brumosa.

 

no se puede ir dócilmente

habrá palabras que no alumbran

olas que querrán brillar y no pueden

habrá palabra que evade y extravía

 

(cada palabra que se ensució

se ovilla en el olvido de

su mínima verdad)

 

Esbozo paredes de color    pinto reflexiones en las uñas,

decoro papelitos para

colgarlos en árboles desnudos.

Hago costuras en mi codo         el traje está raído,

lleno los bolsillos de palabras     mi nieto las saca

son conejos blancos

 

 

 

 

Eduardo Escalante
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