¿Aprendemos de las enfermedades? | La Nota Latina

¿Aprendemos de las enfermedades?

Años atrás, leí un libro llamado La Enfermedad como Camino escrito por Thorwald Dethlefesen y Rúdiger Dahlke y me impactó su prólogo pues decía lo siguiente: “Este libro es incómodo porque arrebata al ser humano el recurso de utilizar la enfermedad a modo de coartada para rehuir problemas pendientes”. Me dije a mi misma: ¿utilizar la enfermedad como un recurso para rehuir problemas? Es fuerte.

A simple vista, es rebuscado y absurdo pensar que puedo crearme una enfermedad a la medida de las situaciones que vivo. Con el pasar de los años, al empezar a transitar este camino de vida que me tocó, me di cuenta que la frase tenía coherencia.

Esto se refiere al aspecto metafísico de la enfermedad, a las manifestaciones físicas de síntomas que derivan de conflictos psíquicos y emocionales. Cada enfermedad esconde un problema oculto en el paciente.

El ser humano es mucho más que el cuerpo físico con el que nos desenvolvemos en la vida. Hay varios niveles de cuerpos energéticos. Cuando éstos se cargan de energías negativas, éstas tienden a permearse e instalarse en el cuerpo físico, contaminándolo y produciendo lo que denominamos enfermedad. El común de las personas denomina esos cuerpos energéticos el Aura.

Un clarividente bien entrenado puede detectar cúmulos de energía contaminada en los seres humanos.  Por eso, volviendo a la teoría que plantea el libro que mencioné anteriormente, es ilógico hablar de enfermedades, esa palabra debería ser en singular, pues la enfermedad es un estado del ser humano. El cuerpo nunca está enfermo o sano, ya que si nos atenemos a lo enunciado, solo refleja informaciones de la mente. Quizá, por esto hay enfermedades cuyo origen es desconocido para el hombre. Pero están allí.

Cuando el pulso y el corazón siguen un ritmo determinado, la temperatura corporal mantiene un nivel constante, las glándulas segregan hormonas y en el organismo se forman anticuerpos, estas funciones no pueden explicarse por la materia en sí, sino que dependen de una información concreta, cuyo punto de partida es la conciencia.

En el libro citado al principio dicen: “Cuando las distintas funciones corporales se conjugan de un modo determinado se produce un modelo que nos parece armonioso y por ello lo llamamos salud. Si una de las funciones se perturba, la armonía del conjunto se rompe y entonces hablamos de enfermedad”. Esto nos lleva a concluir que, si una persona sufre un desequilibrio en su conciencia, eso se manifiesta en su cuerpo en forma de síntoma y enfermedad.

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Emociones y enfermedad

El mecanismo de las enfermedades derivadas de las emociones

Las emociones y sentimientos descontrolados o reprimidos tales como la ira, las preocupaciones, la irritabilidad prolongadas y las frustraciones tienen efectos fuertes sobre el cuerpo energético. Eso se traduce en el cuerpo físico en malestares como diarrea, indigestión, problemas de vesícula.

La ira y la preocupación excesiva desenergizan el cuerpo, volviéndose vulnerable a cualquier clase de enfermedades. En síntesis, la higiene emocional, limpiar ese cuerpo energético del cúmulo de emociones que vivimos a diario, es vital para la buena salud del cuerpo físico.

Controlar nuestras emociones, limpiar energéticamente nuestros cuerpos, meditar, y entender que cuando se tiene la certeza absoluta en cualquier ámbito de nuestras vidas, todo estará bien, es la clave para la salud perfecta.

A continuación un pequeño cuadro de lo que dice cada síntoma de enfermedad en el cuerpo humano:

Aparato genital Sexualidad
Boca Apertura
Cabello Libertad, poder
Corazón Capacidad afectiva, emotividad
Dientes Agresividad, vitalidad
Encías Confianza
Espalda Rectitud
Estómago Sensibilidad, aceptación
Extremidades Agilidad, flexibilidad, actividad
Garganta Angustia
Hígado Valores morales, ideología, vinculación
Huesos Firmeza, disciplina
Intestino delgado Reflexión, análisis
Intestino grueso Inconsciente, avaricia
Manos Aprehensión, capacidad de manejo
Matriz Entrega
Músculos Movilidad, flexibilidad, actividad
Nariz Energía, orgullo, sexualidad
Oídos Obediencia
Ojos Entendimiento
Pene Energía
Piel Aislamiento, normas, contacto, delicadeza
Pies Comprensión, firmeza, arraigo, modestia
Pulmones Contacto, comunicación, libertad
Riñones Compañerismo
Rodilla Modestia
Sangre Vitalidad
Uñas Agresividad
Vejiga Distensión
Vesícula Agresividad

 

María Verónica Guzman / Lic en Comunicación Social

Sanadora y Psicoterapeuta Pránica

Reikista / Sanadora Holística con Péndulo / Tarotista

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Mi blog: www.almasenevolucion.wordpress.com

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