De antemano advierto que no sé nada de fútbol más allá de ponerme la camiseta de la selección Colombia cuando mi mamá me recuerda que hay partido de las eliminatorias. Aún así, tanta controversia con respecto a la posible partida de James Rodriguez del Real Madrid me llevó a abordar el tema esta semana. Eso sí, aclaro que no lo voy a hacer desde el plano deportivo sino desde mi simple sentido común.
Cuando James Rodríguez fue fichado como el cuarto jugador más caro de la historia del fútbol sentí orgullo como millones de mis compatriotas. Sin embargo, en mi humilde opinión futbolística también me pregunté: ¿será que James no ha escuchado el dicho “más vale ser cabeza de ratón que cola de león”?
La llegada del “10” colombiano al Real Madrid en 2014 generó el desdén de publicaciones deportivas españolas sobre la exhorbitante cifra del pase. Tres años después, los mismos medios parecen disfrutar su posible salida, pues por algún motivo, James nunca les llegó al corazón.
El talento de James es indiscutible. Esto lo demuestran las declaraciones de los directores técnicos de los equipos de la Liga Premier que le tienen el ojo encima y la etiqueta de 75 millones de euros que el Real le ha puesto a su traspaso.
No obstante, en los tres años que James ha calentado la banca de suplentes del Real Madrid, nuevas figuras han saltado a la escena internacional robándole protagonismo, poniendo en la cuerda floja su pase a la liga británica.
Ayer, el diario The Sun, publicó un artículo en total contradicción con lo reiterado por la prensa deportiva colombiana. Según Caracol Radio, el anuncio del traspaso de James al Manchester United sería este domingo. Pero al parecer el director técnico, Jose Mourinho, quiere esperar el resultado de las apuestas para reclutar otros dos jugadores.
En otras palabras, el buffet está servido con platos frescos y James es el “calentado”.
He leído muchos artículos que atribuyen la falta de tiempo jugado de James a su actitud petulante y a la mala voluntad del director técnico del grupo merengue, Zinedine Zidane. Pero en mi opinión la causa es más simple: a James lo maduraron biche.
Entiendo completamente que jugar con el Real Madrid era el sueño de su infancia y que la tentación del contrato millonario era muy difícil de rechazar. Aún así, su representante, Jorge Mendes, quien es también el agente de Cristiano Ronaldo y conoce a la perfección el tablero del negocio del fútbol, debió pensar una mejor jugada.
Probablemente era mejor haberse quedado en el Mónaco donde sin duda lo habrían coronado como rey. Allí habría podido jugar en todos los partidos hasta quedar con la lengua afuera y levantar trofeos que validaran las premoniciones de su estrellato.
Por el contrario, escogió la nómina del Real Madrid, la cual es como una noche estrellada en la que el brillo de las grandes estrellas opaca el de las pequeñas.
La realidad es que Jorge Mendes, el representante responsable de las transacciones de fichajes más costosas en la historia del fútbol, es un hábil hombre de negocios y siempre gana aunque sus clientes pierdan.
El amor de los colombianos por James es como el de una mamá por su niño bonito. Los recuerdos del mejor gol y el galardón de la bota de oro en el Mundial Brasil 2014, siempre estarán presentes en nuestra memoria.
Pero para el resto del mundo ya están en el pasado y la misma prensa que lo subió a la cima como la espuma de la cerveza, hoy cuestiona su futuro. Amanecerá y veremos con qué camiseta se vestirá nuestro James.
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