Viviendo sin tu dulce compañía | La Nota Latina

Viviendo sin tu dulce compañía

Belkys y su familiaComo madre, nunca me imaginé que viviría la dura, difícil y amarga experiencia de perder a un hijo. En diversos artículos iré contando todo lo vivido con mi hijo de tan sólo dos meses en un hospital. Donde nos sorprendió su enfermedad, la realidad médica venezolana y más aún su partida. Además, compartiré  las enseñanzas que nos dejó y cómo ha ido transformando mi vida y hogar.

Un 19 de diciembre, después de 42 días de lucha en una Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica,  me confirmaron que mi bebé de tan sólo 3 meses había fallecido. El mundo se hundió delante de mí, nada tenía ningún sentido. En aquel momento todo desapareció, me sentía en un abismo, donde no sabía qué pasaba, totalmente perdida. No podía creer que aquello tan devastador me estuviera pasando a mí. De aquel fatídico día, ya han pasado cinco meses. Cinco meses sin mi Gran Andrés. Cinco meses sin tu olor, sin sentir la lozanía de tu piel, sin ver esos ojos tan tiernos y expresivos, sin acogerte en mi pecho. Cinco meses de extrañarte, cinco meses difíciles, cinco meses con el corazón chiquitico, cinco meses con dolor en mi alma, cinco meses de recuerdos, cinco meses de sueños incompletos, cinco meses con muchas madrugadas en vela, cinco meses contemplando fotos, cinco meses sintiendo el vacío de tu habitación, cinco meses de mucho llanto, cinco meses de preguntas sin respuestas, cinco meses de tantas cosas. Te extraño cada día más que el anterior. Siempre serás mi mayor orgullo e inspiración. Algún día nos volveremos a encontrar y ese día jamás, jamás te soltaré. Mientras tanto seguiré pensándote y amándote.

Lo que puedo asegurar es que el cielo guarda mi tesoro más preciado, tiene a mi bebé. Un niño hermoso que vino al mundo un martes 8 de septiembre de 2015, a las 7:50 minutos de la mañana a través de un parto natural. Fue una verdadera sorpresa, los síntomas que presentaba en ese momento, no coincidían con la fecha del alumbramiento. Andrés Ignacio, se estaba adelantando tres semanas, justo este día cumplía la Nº 37 de gestación. Él quiso venir un día después del cumpleaños de su hermano mayor, Diego Alejandro. Cabe destacar, que mientras muchos celebran el mes del Amor en febrero, nosotros lo hacemos en septiembre. El 11 de septiembre de 2009, fue mi matrimonio eclesiástico. El 7 de septiembre de 2012, fui madre por primera vez y el 8 de septiembre de 2015 llegó mi segunda bendición.

Tuve un embarazo controlado, mensualmente iba a consulta para monitorear al bebé, siempre estuvo supervisado, en estatus normal, sin presentar complicaciones. Yo cumplía al pie de la letra cada tratamiento indicado por la obstetra. Nació sano que es lo más importante; eso sí, fue chiquitico. Peso 2.400 gramos y midió 47 centímetros. Lo que me impactó desde el primer momento que lo tuve entre mis brazos fueron sus enormes y expresivos ojos. Nosotros como padres, su hermano, la familia y los amigos más allegados estábamos muy felices por la llegada de este príncipe.

Belkys y su hijo piececitosLamentablemente fueron sólo tres meses lo que estuvo mi Gran Andrés en la tierra. De la noche a la mañana enfermó, tuvo que ser hospitalizado y a partir de ahí nos subimos en una montaña rusa de emociones, experiencias y anécdotas. Mi hijo fue una razón de unión, el impulso de un esfuerzo colectivo, la punta de lanza de la más hermosa intención: trabajar estimulados por el interés de ayudar al prójimo, un verdadero protagonista. Tenía fe, tenía el objetivo claro, una meta que representaría el avance hacia esa batalla de la cual no salimos victoriosos.

Aunque no existe una excusa válida que brinde resignación para su adiós, hay un combate que no se perdió. Gracias a ti hijo, somos más sensibles, más generosos, menos ególatras. Gracias a ti entendemos lo efímero de todo, lo frágiles que somos. Gracias a ti, sabemos que el instante es hoy. Que debemos ser agradecidos. Que tenemos que aprender a perdonar y pedir perdón. Que es importante amar y dejarse amar. No pasaste por el mundo en vano. Desde aquel instante en el que te fuiste al cielo, no hay un día que no te extrañe. Muchas veces me siento protagonista del film “La vida es Bella”. Pese a estar destrozada como madre, he tenido que mostrar mi mejor cara.

Cada uno de nosotros, mi esposo y mi hijo mayor, Súper Diego, seguimos adelante aún no sé cómo. Poco a poco hemos ido asimilando lo sucedido. Como padres, lo más difícil fue ver la reacción de nuestro hijo de tan sólo 3 años. A pesar de su corta edad, él también estaba solo y se encontraba totalmente perdido. Ahora me doy cuenta que durante un tiempo, no me preocupé por él, pero no podía. Él me necesitaba, y mucho, pero tanto dolor no me permitía ver más allá.

En ese momento fue cuando me replanteé mi estado emocional, si quería morir en vida o si quería seguir viviendo para mi familia. ¿Y adivinen qué? Yo decidí vivir. En ese momento, cuando estaba en el subsuelo comencé a elaborar mi duelo. Quizás a ustedes les parezca que fue rápido, y sí, sí lo fue. No habían transcurrido ni dos semanas cuando una mañana me vi en el espejo y simplemente no me reconocí. Desde ese instante he estado acompañada de profesionales, pues me di cuenta, que sola no podría seguir adelante. Cabe destacar que el apoyo de mi esposo e hijo han sido fundamentales.

Me despido como siempre lo hago cuando escribo sobre ti: “Dios te bendiga hijo. Te amo. Un beso enorme y un fuerte abrazo que lleguen hasta el cielo”.

 

 

 

Belkis Osorio
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Un comentario sobre «Viviendo sin tu dulce compañía»

  1. Muchísimas gracias a cada una de ustedes por sus palabras. No se imaginan como me llenan y me consuelan. Cada día es una oportunidad de vivir, crecer, aprender y agradecer. Mi hijo desde el cielo me envía bendiciones y nos hace dar cuenta que su paso por este plano terrenal tuvo un legado. Nosotros con el tiempo iremos descubriendo muchas cosas más. Dios las bendiga. Las abrazo a distancia. Besos  

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