Los Niños de Chernóbil | La Nota Latina

Los Niños de Chernóbil

 

“La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices”. Albert Einstein

Alejandro Marrero
Alejandro Marrero, escritor.

Ayer, bajo un torrencial aguacero, monté una ruta 65 y poco a poco remonté el estribo, empujando y rogando. Delante de mí dos pequeños hacían cabriolas tratando de sujetarse del pasamano, tan distante e inasequible como una buena estrella en este Mundo gris. Los niños no tuvieron otra alternativa que agarrarse de mí y así cruzamos el Túnel de la bahía habanera. En la oscuridad escuché una voz fina e infantil que preguntaba:

–¿Poshemu niet sveta?*…Mis amigos pasajeros eran dos rusitos perdidos en la telaraña de La Habana…

— ¿Bui at kuda samy? **

–Somos de Chernóbil- , me respondió en ruso el mayorcito.

Eran dos de los niños que traen acá para curar ciertas enfermedades, porque la peor, la separación y el trauma, son imposibles de consolar. El más pequeño instintivamente se sujetaba su Pamela rosa y yo comprendí, no tenía pelo. Los sueros habían acabado con su rubia melena, de la que quedaban solo unos lacios mechoncitos, casi en la nuca.

–¿Por qué andan solos?…La Habana es peligrosa y grande, se pueden perder.
–¡Tío…ya nosotros estamos perdidos! – y aquellos ojos grandes y azules me miraron con una vejez inaudita

Yo soy un sentimental, no lo oculto… y sé que por hombres como yo no se debe parar el progreso, pero ¡como duele aquella cabecita cubierta por la Pamela rosa!

Los hombres se reúnen, hablan, discuten. Dirigentes importantes, de importantes países, dedican su precioso tiempo…pero siguen construyendo ingenios cegadores de melenas rubias.

¿De qué vale el discurso, si los muertos vivientes pasean por La Habana, en un alarde de fe?
Cuando aquel pequeño nombró su “leucemia” con tanto aplomo, comprendí cuan duro y amargo debe ser su corazón.

Rusia es un país de hombres inteligentes y capaces, así como Estados Unidos, Francia, Japón… y todos han tenido su avería, independientemente de todo, han tenido su avería.
Con una experiencia de años…han tenido su avería.
–¿Y tú donde vivías?- pregunté
–Como a mil kilómetros de la estación-respondió mi amable compañero y me ericé. Pensé en un punto al sur de mi isla, pensé en mis trigueñitos, pensé en una gorrita de pelotero y odié un Juraguá que pueda convertirse en un Chernóbil cienfueguero…

* ¿Por qué no hay luz? ** ¿De dónde son ustedes?
Abril 1993

Foto:  www.diarioregistrado.com

Ale Marrero
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