Hay pocos lugares donde se pueden admirar tantas maravillas de la naturaleza y a la vez disfrutar de increíbles obras de la creatividad humana sin tener que manejar mucho. Colorado Springs, a 2 horas al sur de Denver, en el estado de Colorado, es sin duda uno de ellos.
Conocida como “Ciudad Olímpica USA”, Colorado Springs se encuentra a los pies de las Montañas Rocosas y a pocos kilómetros del downtown. El visitante puede recorrer oscuras cavernas, jugar con nieve en la cima de una montaña o caminar por senderos al lado de enormes precipicios. Y cuando cae el sol, es hora de disfrutar de gastronomía de cualquier rincón del planeta o saborear una cerveza artesanal junto a la chimenea en alguno de los muchos establecimientos que elaboran sus propias bebidas alcohólicas.
Ciudad Olímpica
Por cierto que la razón del apodo “Ciudad Olímpica USA” es porque tanto atletas como entrenadores consideran a esta ciudad como el epicentro del movimiento olímpico y paraolímpico en Estados Unidos. Por un lado, porque es la sede del Comité Olímpico del país y de muchos comités deportivos, además de albergar un hermoso museo que cuenta la historia de la participación estadounidense en los juegos que se celebran – en el verano y en el invierno del hemisferio norte – cada 4 años. Pero por otro lado, porque muchos atletas entrenan en modernos edificios de la ciudad o en las montañas que la rodean.
Y es precisamente en las laderas de la montaña Pikes Peak donde se encuentra un lugar repleto de enormes rocas y que es sencillamente fuera de este mundo. Por cierto, que cuando llegue ahí, entenderá el porqué del nombre: Garden of the Gods, o Jardín de los Dioses.
Se trata de un parque municipal que fue inaugurado en 1909 y que se puede visitar totalmente gratis como fue el expreso deseo de Charles Perkins, un empresario de ferrocarriles quien fuera el dueño de los 1,350 acres que hoy ocupa el parque. Tras su muerte, sus familiares entregaron los terrenos a la ciudad siempre y cuando el área mantuviera el mismo nombre y que nunca se cobrara entrada.
Las gigantescas rocas que se pueden apreciar ahí son antiguas capas sedimentarias de arenisca y caliza que se depositaron horizontalmente y que se inclinaron verticalmente por las fuerzas sísmicas que crearon la cordillera de las Montañas Rocosas. En su gran mayoría son de color rojo, pero hay de otras tonalidades. Hay enormes rocas – pequeñas montañas – y otras de menor tamaño pero igualmente impresionantes. Justo a la entrada del parque se encuentra “La Roca Balanceada”, que parece que se va a desplomar sobre la carretera en cualquier momento, y si se aventura a caminar por alguno de los senderos, seguramente se encontrará con “Las Rocas Siamesas”.
En todo el centro del parque hay un sendero desde donde se pueden ver muy de cerca las principales formaciones rocosas. Con la ayuda de letreros y un poco de imaginación, es posible que entienda los nombres dados a algunas de ellas, como “La Torre de Babel”, “Camellos Besándose” o “Torres de la Catedral”.
El nombre del parque, por cierto, data de 1859, cuando dos topógrafos trabajaban por ahí. Al descubrir el sitio uno de ellos sugirió que podría ser un lugar muy bueno para un “Jardín de Cervezas”. Su compañero, el joven Rufus Cable, impresionado por las formaciones rocosas, prefirió denominar al sitio el Jardín de los Dioses.
Hay un Centro de Visitantes y una enorme tienda o “trading post” que no puede dejar de recorrer. Para horarios y más detalles – de nuevo, la entrada es gratis – puede visitar la página www.gardenofthegods.com.
Al salir, maneje hasta el pequeño poblado de Manitou Springs. Ahí, dependiendo de la temporada, es posible que pueda beber agua de alguno de los manantiales que se encuentran en las aceras de esta localidad. Y si tiene tiempo, sumérjase por un par de horas en un barril repleto de agua mineral caliente en uno de los spas que reciben a residentes y visitantes.
También atrévase a explorar cavernas en el parque “Cave of the Winds”, donde también podrá lanzarse directamente al precipicio en la atracción “Terror-dactyl”, o viaje al pasado y vea las antiguas edificaciones indígenas excavadas en las montañas en Manitou Cliff Dwellings.
Por todo lo alto
Desde cualquier punto de Colorado Springs y sus alrededores se puede ver la cima de Pikes Peak, o como se lo conoce también, “America’s Mountain”.
Entonces, ¿qué tal la idea de conducir hasta la cima de Pikes Peak, una de las montañas más visitadas del planeta? Esta majestuosa montaña (uno de los picos con más de 14,000 pies de altura sobre el nivel del mar en Colorado) es accesible tanto para experimentados exploradores como para personas de todas las edades y habilidades.
La segura y pintoresca carretera le brinda la oportunidad de disfrutar de 19 millas con paradas frecuentes para que pueda salir de auto, estirar las piernas y tomar fotos. Con suerte podrá ver animales como el borrego cimarrón de las Montañas Rocosas, las marmotas de vientre amarillo y (según la leyenda) Big Foot o Pie Grande.
Puede planificar una parada en el Área Recreativa de North Slope, donde los pescadores con permiso pueden probar suerte en busca de truchas escurridizas, y los más aventureros pueden montar en bicicleta por los senderos cercanos.
El centro de visitantes Summit View House vende famosas donas calientes y frescas que se sirven todos los días, y hay variedad de souvenirs para conmemorar su ascenso de 14,115 pies.
Desde las diversas áreas de observación de la cumbre definitivamente va a querer tomar muchas fotos del increíble paisaje de Pikes Peak. En los días más despejados puede llegar a ver cinco estados – Colorado, Arizona, Nuevo México, Utah y Kansas.
Y si no quiere manejar, hace poco reabrió, totalmente renovado, el tren tipo “cog” que lo lleva hasta la cima de la montaña en 1 hora y que es considerado el más alto del mundo. En partes del recorrido el tren asciende cuestas de hasta 25 grados y es sin duda una experiencia única.
Puente y teleférico
Otra maravilla de la ingeniería es el Royal Gorge Bridge o Puente Royal Gorge, una atracción turística cerca de Cañon City, a 90 minutos al sur de Colorado Springs. Situado en medio de un parque natural fue por décadas el puente con el vano más alto del mundo, es decir, el que está construido a mayor altura desde el suelo (el récord le fue arrebatado en 2001 por el puente de Liuguanghe, en China).
De hecho, el puente está a 321 metros (unos casi 1,000 pies) de altura del río Arkansas. Las torres que lo soportan tienen una altura de 46 metros La calzada es de madera, y sólo se permite el paso peatonal y de vehículos de servicio.
Fue construido en seis meses, entre junio de 1929 y noviembre del mismo año, con un costo de 350,000 dólares de la época. Fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos en 1983. Curiosamente el puente no fue construido con objetivo de ser usado para el transporte, sino simplemente como destino turístico de la zona – se calcula que unas 200,000 personas pasan por él cada año.
Muchos se atreven también a subirse en el teleférico que une los dos lados del cañón. Estos vagones de color rojo brillante se instalaron en 2013 con la ayuda de un helicóptero, tendiendo cables y anclas para crear esta majestuosa experiencia. Es uno de los teleféricos de un tramo (es decir, sin torres en el medio) más largos del mundo.
En el parque hay otras atracciones, algunas gratis, en otras tiene que pagar un monto adicional. Pero sin duda que el paisaje es lo mejor de este lugar.
Fotos: Rafael Palacio
Foto portada: David Gonzales en Pexels
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