¿Cómo deseamos el contacto del otro post-pandemia? | La Nota Latina

¿Cómo deseamos el contacto del otro post-pandemia?

 

El sábado salí a disfrutar un rato de sol. A lo largo del día, fui testigo de cómo tres personas que se caían delante de mí. Si, tres. Diferentes edades, terrenos y calzados. No había patrones identificables sobre los cuales elaborar teorías.

Por defecto profesional en una suerte de asociación libre muy básica por lo que había visto en mi paseo, me pregunté ¿Qué nos hizo caer, y qué nos hizo mantenernos en pie durante esta pandemia?

Mientras la alfombra de vacunas se desenrolla a nuestro paso, nos vamos animando a interactuar -al menos- de manera moderada, pero eso puede generarnos muchas sensaciones extrañas. ¿Hay algo que está mal en mí si no me siento listo para 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 al mundo?

Después de todo este tiempo, conectar en persona puede ser tan raro y transicional como volver a andar en bici luego de haber suspendido el hábito por décadas: lo sé hacer, se cómo se siente, pero temo que no me salga de la misma manera. ¿Cómo me verán los demás si fallo al hacerlo?  ¿Debo saber desempeñarme sin titubeos?

Volvemos a besar rostros con los cuales quedaron cuestiones pendientes, se reavivan sentimientos, y se pierde cierto control logrado hasta el momento dentro de nuestra zona de confort – por más que añoráramos recuperar nuestra amada libertad.  Por citar un ejemplo, cuánta gente se ha separado en pandemia y las maneras de relacionarse con el otro 𝘩𝑜𝑦 tienen matices a los que quizás no les prestábamos atención en enero de 2020. ¿Cómo deseamos el contacto del  otro post-pandemia?

Al acto de volver a entrar en sociedad lo podemos denominar 𝑟𝑒ë𝑛𝑡𝑟𝑦 (Priya Parker), y es una fase que puede generarnos lo que llamamos 𝑎𝑛𝑠𝑖𝑒𝑑𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑎𝑝𝑒𝑟𝑡𝑢𝑟𝑎. La reëntry nos impulsa a poner a calentar los músculos sociales que no hemos usado por más de un año, debemos des atrofiarlos.

Indudablemente hemos sido transformados por esta etapa de aislamiento y posiblemente lo que sabíamos hacer, haya modificado sus formas y procedimientos. El ensayo y error se pone en práctica y justo ahora debemos perderle el miedo a equivocarnos. No sólo la mente tiene memoria, el cuerpo también, y es necesario sacudirnos el temor de los hombros para poder retomar el tacto con el otro, en todos los vínculos.

Si no lo ponemos en práctica, es probable que volvamos ya no a la reclusión física, sino a la emocional.

En los tres tropezones de los que fui testigo, no hizo falta que preguntara si necesitaban ayuda. Todos los 𝑐𝑎í𝑑𝑜𝑠 caminaban junto a su alguien que les extendió la mano; pudieron levantarse y seguir.

¿Y para qué estamos en este mundo si no es para caminar con otros?

¿Y qué te hizo a ti que no tropezaras durante esta pandemia?

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Foto portada:  Artem Beliaikin en Pexels

¿Cómo puedes agregar años a tu vida? Camina un poco más rápido por 7 minutos. ¡Así de sencillo!

Romina Ciccarelli
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