Si tuviéramos que contar las veces que en el año nos miramos al espejo, nos sorprenderíamos de la cantidad y esto es tan real que no hay un número específico. La frecuencia con la que nos miramos es altamente variable porque estos objetos están colocados en varios lugares de nuestras casas, incluyendo el baño, y puede depender de factores como la personalidad, la profesión, las actividades diarias y las preferencias individuales. Algunas personas pueden mirarse en el espejo varias veces al día, mientras que otras lo hacen solo ocasionalmente.
La historia de los espejos es fascinante: los egipcios, griegos y romanos inventaron láminas de metal pulido. Estos eran opacos y proporcionaban reflejos más oscuros. Durante la Edad Media, en Venecia, se desarrollaron espejos de plata. En el siglo XVII, la fabricación de espejos de cristal se volvió común. Durante el siglo XIX, se mejora esa técnica y se introdujo la producción en masa. En la actualidad, se fabrican con una variedad de materiales, desde vidrio hasta plástico. ¿Y cuál es el más famoso?, el “espejo mágico” del cuento de hadas “Blanca Nieves” de los Hermanos Grimm.
Pero Marybel, a donde nos quieres llevar con esa historia, se preguntaran ustedes. Es que a medida que nos acercamos al final del año nos invade la melancolía y es natural reflexionar sobre los capítulos que hemos vivido. El espejo nos muestra no solo nuestro reflejo físico, sino también nuestra esencia interior, nos invita a mirar hacia atrás y contemplar el viaje que hemos recorrido. Al mirarnos en él, no solo observamos nuestro aspecto físico, sino que también nos enfrentamos a una imagen más profunda, que refleja nuestras emociones, pensamientos y, en última instancia, nuestra verdadera identidad.
Cada arruga, cada sonrisa y cada cicatriz cuentan una historia única. Las experiencias vividas, los desafíos superados y los logros alcanzados se reflejan en cada uno de nosotros. El espejo se convierte en un testigo silencioso de nuestra esencia interior. Queremos que cuando te mires no te preguntes como el cuento “Espejito, espejito, ¿quién es la más bonit@?”, buscando validación o reconocimiento de tu propia apariencia, sino que mires en tu interior.
El espejo nos invita a explorar nuestra autenticidad, a aceptar nuestras imperfecciones y a celebrar nuestras fortalezas. Es un portal a la auto aceptación y al entendimiento más profundo de nosotros mismos. Es un recordatorio de que cada uno de nosotros es único, con experiencias, sueños y desafíos que contribuyen a nuestra singularidad.
Al mirar fijamente en el espejo, ¿qué te dice tu reflejo sobre el viaje que has emprendido? ¿Qué lecciones has aprendido? ¿Cuáles son tus logros que merecen ser celebrados? Permítete apreciar la fuerza que has demostrado y la resiliencia que te ha llevado hasta aquí, a terminar un año más con vida.
Ahora, mientras nos preparamos para cerrar este capítulo, el espejo también nos desafía a visualizar el futuro. ¿Qué deseas para ti en el próximo año? ¿Cómo puedes aprovechar las lecciones aprendidas para construir un camino más fuerte y significativo? Creemos en el poder de la reflexión consciente. Este momento en el espejo no solo marca el fin de un año, sino también el comienzo de nuevas oportunidades y posibilidades.
Que el espejo siga siendo un recordatorio de quien eres como persona, porque allí es donde radica tu esencia. Recuerda, el espejo no solo refleja tu imagen física, sino también la belleza única de tu ser interior. Descubre, acepta y abraza la maravillosa persona que eres.
En la Biblia, ese gran libro al que siempre hacemos referencia, encontramos este versículo que se ubica en el contexto de la elección de David como rey de Israel. Aunque su apariencia externa no era la más imponente, Dios destacó la importancia de lo que hay en el corazón de una persona, resaltando así la belleza interna como un criterio significativo a los ojos del Creador en 1 Samuel 16:7 (NVI): «Pero el Señor le dijo a Samuel: —No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón».
Gracias, gracias, gracias por leerme, compartir nuestros relatos y publicitarse con nosotras. Recuerden que aquí estamos para redactarles una nota de presentación, la entrevista que les ayudara a potenciar sus marcas, llevarles sus redes sociales desde cero o escribirles su historia y convertirla en un libro.
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