Cuando se trata de viajar en un enorme crucero, hay quienes simplemente los adoran y otros que no son precisamente fanáticos – bien porque navegar en altamar es sinónimo de mareos o porque son muy pocas las horas para explorar los destinos que forman parte de cada itinerario-, pero una opción que la línea de cruceros MSC está ofreciendo recientemente puede significar una gran diferencia para aquellos que estén planeando un crucero, ahora que la pandemia está poco a poco quedando atrás.
Se trata de una visita de dos días a la isla privada Ocean Cay, un pequeño cayo situado en pleno archipiélago de Bahamas, a solo 100 kilómetros de Miami, y que pertenece a esta línea de cruceros.
Hoy en día las principales compañías de cruceros – como Carnival, Norwegian y Royal Caribbean – que ofrecen itinerarios por el Caribe incluyen una visita a sus islas privadas. Pero por lo general las estadías duran menos de 10 horas, y hay que zarpar antes de que el sol se ponga en el horizonte.
Pero los viajes de 4 o más noches en barcos de MSC, partiendo desde Miami o Port Canaveral (a menos de 1 hora de Orlando), ofrecen pasar la noche en Ocean Cay Marine Reserve, donde es posible bailar bajo la luna, escuchar música en vivo en un bar junto al mar y disfrutar de un show de luces que posiblemente no verá en ninguna otra parte del mundo.
Hace años atrás, Ocean Cay era apenas un islote para la extracción de arena para uso industrial, pero tras su compra, la compañía de cruceros con sede en Europa comenzó un proyecto de restauración para darle el aspecto paradisíaco que tiene hoy en día. Se eliminaron más de 7,500 toneladas de metales y rocas y se plantaron más de 75,000 árboles y arbustos, además de poner en práctica una iniciativa de conservación de los arrecifes de coral en peligro de extinción.
Las tareas de construcción y limpieza se iniciaron a principios del año 2016, pero tormentas y huracanes en el Caribe retrasaron las obras. Fue en diciembre de 2019 cuando la isla ahora bautizada Ocean Cay Marine Reserve (su nombre completo) recibió a los primeros visitantes. Pero meses después los cruceros dejaron de zarpar desde Florida debido a la epidemia de Covid 19. Por casi dos años la isla estuvo casi desierta – con excepción del personal que vive ahí – hasta que paulatinamente los barcos regresaron con turistas que embarcan desde Miami o Port Canaveral.
Ocean Cay es sin duda un edén de 95 acres donde es posible disfrutar de la vida tranquila y deleitar los sentidos. Ahí el visitante puede disfrutar de ocho playas que suman tres kilómetros de arena blanca y aguas increíblemente cristalinas donde se puede tomar el sol, darse un baño si el agua no está demasiado fría o practicar deportes náuticos como snorkel, paddle surf, motos de agua o kayak. Las playas South Beach, North Beach y Sunset Beach son ideales, aunque la más popular es la Bahía del Faro o Lighthouse Bay, posiblemente porque es la que queda más cerca del muelle.
Todas las playas están conectadas por senderos o aceras que hacen la caminata muy fácil, aunque también hay carros eléctricos si prefiere que lo lleven de un sitio a otro.
Además, con un poco de suerte, mientras camina o nada seguramente podrá contemplar algunas de especies que habitan este rincón del Atlántico, como tortugas, langostas y mantarrayas.
La isla cuenta con todas las comodidades para disfrutar de una jornada playera completa, como servicio de alquiler de sillas y sombrillas, varios bares y restaurantes y food trucks en los que puede saborear platos clásicos estadounidenses o recetas tradicionales del Caribe.
El faro es protagonista
La diversión no termina cuando el día de playa llega a su fin. Tras cenar en uno de los restaurantes en el crucero (el MSC Divina o el MSC Meraviglia son los que normalmente visitan la isla), lo ideal es desembarcar y recorrer el centro de bienvenida, el punto de partida de las festividades nocturnas que incluyen un desfile tradicional de Junkanoo (con música, baile y disfraces típicos de Las Bahamas), una fiesta en la playa amenizada por un DJ y un impresionante espectáculo de luces desde el faro.
En esta zona hay varias tiendas donde puede comprar souvenirs con el logotipo de la línea de cruceros o artesanías del Caribe, así como un bar con música en vivo.
Las arenas de la playa Lighthouse Bay se convierten en una pista de baile para disfrutar de Luna Libre Party y, dos veces en la noche, del espectacular show de luces del faro que domina la bahía. Más de 20,000 luces LED pixels harán que su noche sea una sencillamente inolvidable.
Al día siguiente, antes de regresar a la playa, no se pierda una visita de cerca al faro. De hecho, puede pagar por un tour que le permite subir hasta el tope de la estructura y tomar fantásticas fotografías. Y si es de los que disfruta de un cóctel, el bar del faro es un lugar sencillamente mágico, desde donde puede contemplar el océano y comenzar a hacer planes para su próxima visita a esta isla paradisíaca del Caribe.
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