Hace exactamente 15 días comenzó la “carrera” por el 2023. Había extrañado escribirles. No sé si es la maravillosa comprensión que da la madurez: ¡por qué no la tenemos a los 15!, pero desde hace rato recibimos el nuevo año sin corredera, disfrutando cada detalle y momento como debe ser: el aquí y el ahora. La prisa la teníamos cuando nos atragantamos con las doce uvas, sin degustarlas, para que no se quedara un deseo por fuera, mientras oíamos ese poema tan profundo del escritor venezolano Andrés Eloy Blanco “Las uvas del tiempo” transmitido por la estación Radio Margarita. Nos hacía llorar a todos. Luego irrumpía el himno nacional y, con la boca media llena, repartiendo y besos abrazos, decíamos: ¡Matriculamos!
En ese tiempo, los deseos no se me cumplían. La verdad, no sabía si era porque estaba más enfocada en escuchar en la potente voz del locutor, el melancólico poema escrito, en honor a su madre, por el Ilustre expresidente cuando estaba en el exilio, o por el miedo a que una uva se fuera por el camino viejo y allí quedara cuál larga soy.
Lo cierto es que en ese despertar espiritual que implica el autoconocimiento y meterse “puñales” de cursos para observar que te funciona y que no, descubrí a la muy joven y bella coach mexicana María Montemayor de Mujer Abundante, quien en una clase explicó, quizás, sin conocer la estructura de una noticia, que para pedir correctamente debes evitar: qué, quién, cómo, dónde y por qué. Que son las preguntas que respondemos cuando se hace una noticia. Me dije: Marybel, esto se pone bueno.
Sin embargo, al seguir profundizando en su clase, la coach decía que, muchas veces, esos sueños y anhelos no se cumplían porque esas preguntas llevan implícitas restricciones que impiden ese fluir que aspiramos suceda en nuestras vidas. Entonces me acordé de mí otro mexicano favorito Cantinflas y dije: “Allí está el detalle”, por eso, Marybel, no manifestabas cuando pedías el deseo con las uvas.
Mis gentiles lectores pidamos a Dios, solo que sin metas específicas. El tipo ejemplo es el caso de un vendedor que establece como norte hacer 15 mil dólares por mes y al final, por cualquier motivo, no lo cumple. Se creó una expectativa, que generó tensión, estrés y definitivamente no fluye porque está frustrado. A cuantos no nos ha pasado esto y no lo sabíamos, seguro que a muchos.
Por lo tanto, no limitemos nuestros pedidos, dejemos que sea Dios quien diga: “Pancracio no se merece 15 mil dólares, sino 100 mil!, porque está ofreciendo su servicio con amor al prójimo, con entusiasmo, compromiso, honestidad y se ha preparado para ser el mejor”. Entonces, la magia sucederá y recibiremos la abundancia que merecemos y nos corresponde.
En La Biblia, ese gran libro al que siempre hacemos referencia, las promesas de Dios sobre la prosperidad son claras y concisas: “Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”. Jeremías 17:10.
Gracias, gracias, gracias por leerme, compartir nuestros relatos y publicitarse con nosotras. Recuerden que aquí estamos para redactarles una nota de presentación, la entrevista que les ayudara a potenciar sus marcas, llevarles sus redes sociales desde cero o escribirles su historia y convertirla en un libro.
Pueden leer en La Nota Latina/La Nota-Latina.com
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