La Navidad casi llega y para muchos de nosotros representa una época donde afloran las nostalgias, comenzamos a hacer planes y promesas para el próximo año que, al final, está solo en nosotros cumplir o no y esperamos regalos tangibles e intangibles de quienes amamos.
Recuerdo que mi país se vestía de gaitas, esa música fresca, bailable y crítica, que nos regalaron los zulianos. Las casas, incluyendo las más humildes, se llenaban con los olores a guiso de hallacas y a pintura fresca. Las reparaciones a nuestros hogares se hacían para esta época, porque nadie quería poner su arbolito y nacimiento en una casa sin teñir. Queríamos recibir a nuestros familiares, amigos y vecinos en un hogar bonito y ordenado.
Realmente, el mayor regalo para mí era cuando recibíamos visitas porque el frente de nuestra casa se convertía en una especie de fiesta. Se sacaban las sillas y se producía el divertido confesionario. Se preguntaba hasta por el último integrante de la generación, acompañado de un whisky, ponche crema, y hallacas. Si la visita se prolongaba y pasaba el mediodía, se completaba con un sancocho y un juego de dominó. Se les dedicaba tiempo a las personas. Eran momentos genuinos, de absoluta sociabilización. También se entregaban regalos y como vivía en una isla con Puerto Libre, no faltaban las bolas de queso, el perfume Jean Nate, alcoholado Pingüino, artefactos de cocinas o adornos árabes, italianos o chinos. Pero la clave era la conexión humana que se producían en esos encuentros. La mantengo.
Mis gentiles lectores, el hecho de regalar data de la antigüedad, en cada cultura es diferente y en la actualidad sigue encerrando trasfondos que la psicología ha descubierto. Sin embargo, no vamos a caer en esas profundidades ni lo que significa los regalos, sus tipos. Lo que queremos es dejarles en esta reseña lo que científicamente está demostrado para que ahora, que es la época donde más se obsequia y cuando reciban uno que no les guste, porque a lo mejor la persona lo compró por salir del paso y no pensando en la persona que lo recibiría, no lo tomen personal ni a mal, recíbanlo con gratitud y amor. Disfrútenlos y comprométanse ustedes a dar, puesto que es mejor que recibir y no porque lo esté diciendo yo. Hagan sus respectivas pruebas y observen como se sienten.
Cuando se da un regalo, inconscientemente se mejoran y fortalecen las relaciones. A nivel comunicativo, un regalo dispone y coloca en una posición de receptividad a quien lo recibe, generando a su vez alegría, así como el hecho de sentirse valioso y apreciado. La felicidad que se siente en quienes lo toman satisface a quien lo proporciona, y por eso se repite el acto de dar. La entrega gratifica la necesidad de autoestima de un nivel superior, es decir, sentirse bien contigo mismo y ser feliz con la persona que eres.
Les tengo más. El Instituto de Neurociencia de Oxford encontró que las endorfinas –neurotransmisores- que propician el bienestar, se generan cuando la persona compra cosas nuevas o las recibe. Se activa el hemisferio cerebral derecho al dar un regalo a la persona apreciada. Esa parte está asociado con la generosidad.
De manera que cuando decidas entre elegir un pequeño regalo o hacer algo bueno por las personas a las que a menudo no les obsequiarías nada, adelante. Te beneficiarás tanto de ello, si no más, que ellos. No se trata tampoco de dar cosas materiales, puede ser algo sencillo como: llamarlos y decirles que los extrañas, preparar una comida y compartirla con amigos, vecinos y llevarla a personas de la calle, apoyar a alguna fundación que haga trabajos comunitarios con ancianos y niños. Un viejo proverbio chino dice: “Si deseas felicidad durante una hora, tómate una siesta. Si deseas felicidad durante un día, ve a pescar. Si deseas felicidad durante un año, hereda una fortuna. Si deseas felicidad de por vida, ayuda a alguien”. Piensen y reflexionen sobre esto.
A lo largo de La Biblia, es libro que siempre hacemos referencia, se relatan escenarios de otorgamientos de regalos, pero quizás el más recordado por todos es momento del nacimiento de Jesús. Los tres Reyes Magos fueron y llevaron regalos para el hijo de Dios. Los teólogos han planteado que el mayor regalo que ha hecho Dios fue entregar a su unigénito al mundo y la promesa de la vida eterna.
Las sagradas escrituras reafirman lo que hemos expuesto en este relato: “Más bienaventurado es dar que recibir”. Hechos 20:30.
Esto significa que es de mayor dicha dar porque recogemos bendiciones. Y más que todo, regalemos amor, paz, y bendigamos a todo el que nos rodea y a quienes sintamos que nos han hecho mal, aunque parezca descabellado, porque igual son nuestras apreciaciones.
Me despido por ahora. Gracias, gracias, gracias por leerme, por acompañarme y por estar en mi vida, compartir y publicitarse con nosotras. Ustedes son un maravilloso regalo. Recuerden que aquí estamos para redactarles una nota de presentación, la entrevista que les ayudara a potenciar sus marcas, llevarles sus redes sociales desde cero o escribirles su historia y convertirla en un libro.
Mi nueva carta les llegará, Dios mediante, en enero del 2023. Que la abundancia los arrope y que siempre tengan la presencia del Altísimo en sus vidas, que nunca les falte. Bendiciones para ustedes y sus familias.
Bienaventurado y saludable 2023.
Pueden leer en La Nota Latina/La Nota-Latina.com
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