Subir hasta el punto más alto del Arco de St. Louis, también conocido como la Puerta hacia el Oeste o Gateway Arch, es toda una aventura. Pero si no es aficionado a las alturas o a los espacios cerrados, quizás su visita a este hermoso monumento será una corta – pero no necesariamente, porque hay muchas cosas para ver, admirar y aprender.
En cualquier caso, no tenga la menor duda de que vale la pena llegar hasta esta estructura, que se levanta hasta 192 metros a un lado del legendario río Mississippi en St. Louis, en el estado de Missouri. Por su ubicación geográfica, es muy fácil llegar en avión hasta esta ciudad desde cualquier aeropuerto de Estados Unidos, o incluso manejando desde ciudades como Chicago, Indianápolis o Memphis.
El Arco de St. Louis se construyó como un monumento conmemorativo de la expansión o “conquista” del oeste del país. Sus casi 200 metros de altura máxima lo convierte en el monumento más alto hecho por el hombre en EEUU, el monumento de acero inoxidable más alto del mundo y es también la mayor estructura arquitectónica con forma de arco catenario aplastado.
El Arco fue diseñado por el arquitecto estadounidense de origen finlandés Eero Saarinen y el ingeniero de estructuras alemán Hannskarl Bandel en 1947. Su construcción comenzó el 12 de febrero de 1963 y terminó el 28 de octubre de 1965 a un costo de $13 millones. El monumento se abrió al público el 10 de junio de 1967.
Tanto la altura como el ancho del arco es la misma: 192 metros. Las secciones cruzadas de las patas son triángulos equiláteros cuyos lados se van estrechando desde 16 metros en las bases hasta 5.2 metros en la parte superior. El Arco está hueco para acomodar un sistema único de tranvía o ascensor que lleva a los visitantes hasta un observatorio en su parte más alta.
El centro de visitantes, que es subterráneo, consta de 6,500 metros cuadrados y está situado justo debajo el Arco, entre sus patas. Aunque la construcción de este centro de visitantes comenzó al mismo tiempo que la del Arco, no concluyó hasta 1976 debido a falta de fondos. Ahí se encuentra el Museo de la Expansión hacia el Oeste y dos salones en los que se proyectan documentales. El museo alberga cientos de muestras sobre la expansión hacia el oeste de EEUU en el siglo XIX, y también puede aprender mucho sobre la ingeniería detrás de la construcción.
En la cápsula
Sin duda alguna, subir a lo más alto del Arco vale la pena. Lo primero es reservar su cupo online en este enlace, pues con todas las restricciones por el Covid-19 el número de visitantes cada día ha sido restringido. Luego de visitar el Museo, llegue hasta una de las entradas, Norte o Sur. Su boleto le indica cuál debe ser.
Los pasajeros son separados en grupos, no más de cinco por cápsula. Algo bueno es que no tendrá que compartir el pequeño espacio con nadie que usted no conozca.
El ascenso toma cuatro minutos, y desde que se cierran las pequeñas puertas usted puede ver cómo es la subida. Cada cierto tiempo va a sentir como las cápsulas se mueven para ajustarse a la inclinación de arco, pues no es un ascensor común y corriente. De hecho, las cápsulas se mueven en total 155 grados, pues en la base del Arco los rieles están en la parte de arriba, pero luego se colocan en la parte de abajo.
Cerca de la parte superior del arco, los pasajeros salen del compartimento del tranvía y suben por una pequeña cuesta para entrar en el observatorio arqueado. Hay 32 ventanas (16 en cada lado), desde las cuales se aprecian extraordinarias vistas del río Mississippi. La cubierta de observación, de 20 metros de largo y 2 de ancho, tiene una capacidad de unos 160 pasajeros, equivalente a la capacidad de cuatro tranvías. Pero no se preocupe, en estos momentos la capacidad está limitada. En un día claro, se puede llegar a ver hasta 48 kilómetros de distancia desde el observatorio.
El descenso toma menos tiempo, solo tres minutos. Luego no deje de visitar la tienda de recuerdos y salga por la otra “pata” del Arco para tomar excelentes fotos o subirse a un tradicional bote para un recorrido por el río.
Cuando abra la temporada regular de Ligas Mayores, quizás sea un buen momento para pensar en una visita al Arco de St. Louis y a otras atracciones del área.
El Busch Stadium, a pocas cuadras del Arco, es la sede del equipo Saint Louis Cardinals de las Grandes Ligas de Béisbol. Fue estrenado el 10 de abril de 2006, con el juego inaugural que enfrentó a los Cardinals y los Milwaukee Brewers. Esa misma temporada el equipo local se adjudicó la Serie Mundial.
Tiene una capacidad para 46,861 espectadores y su costo final de construcción fue de $365 millones.
Alrededor del estadio hay todo un complejo de entretenimiento con bares, restaurantes y tiendas. De hecho, desde algunos bares puede ver de cerca los partidos … ¡sin tener que comprar un boleto!
St. Louis también cuenta con unos de los mejores parques zoológicos de todo el país.
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