¿Representa el trabajo remoto un modelo para el futuro? ¿Existen normas claras para el trabajo a distancia? ¿La salud y la seguridad en el trabajo también están garantizadas cuando se labora desde casa?
Las personas que trabajan en casa a menudo sienten mayor satisfacción y aumentan por ende su productividad. Por tanto, no es de extrañar que la mayoría de los empleados quieran hoy en día tener la opción del home office, ya que la flexibilidad e independencia son cada vez más importantes.
Sin embargo, casi ningún empleado quiere trabajar exclusivamente desde casa; se trata más bien de poder laborar a distancia cuando las tareas lo permitan.
Un tema sobre el tapete
El debate actual en torno al trabajo remoto también suscita numerosas voces negativas: algunos empresarios ven el derecho al trabajo móvil como una “intromisión en la libertad empresarial”. No son de extrañar las voces críticas de empresas que siguen ancladas en los esquemas de pensamiento del siglo XX e insisten en el principio de presencia.
Pero incluso las empresas que hace tiempo se han replanteado y abogan por formas modernas de cooperación no ven ventajas en corsés rígidos y más burocracia. La discusión parece casi grotesca en algunos puntos – y pierde completamente el sentido.
Además, la presencia de los medios de comunicación refuerza este debate al seguir respaldando a menudo el tema del home office con fotos de trabajadores con un vaso de vino tinto en el balcón. Lo que es seguro, sin embargo, es que el derecho a trabajar a distancia no debería requerir un decreto estatal.
Más bien, la decisión sobre el trabajo móvil debe recaer hoy en quienes colaboran para producir resultados: tanto los empresarios como los equipos participantes en las empresas. No debe haber burocratización allí donde las cosas acaban de crearse, porque de esa forma estaríamos sofocando el desarrollo actual ya en sus inicios.}
Bases claras que sustenten la nueva modalidad de trabajo
Las formas de trabajo modernas y flexibles no son un fin en sí mismas, sino que deben estar en armonía con la cultura empresarial y los requisitos y necesidades respectivos. Por lo tanto, el Estado debería ofrecer incentivos generales para el trabajo flexible en tiempo y lugar, en lugar de regular y burocratizar en exceso este ámbito. En lugar de imponer normas, los responsables deberían crear primero las condiciones para el trabajo móvil en todas partes.
Muchos trabajadores agradecerían poder organizar su vida diaria de forma más flexible. Por supuesto, esto no puede aplicarse a todas las empresas y hay buenas razones para que algunas confíen en la presencia. En lugar de aprobar una ley, los políticos deberían más bien mejorar las condiciones marco, por ejemplo, mediante incentivos fiscales y menos burocracia, o al menos mediante una infraestructura digital fiable en todos los ámbitos.
Muchos estudiosos del tema sostienen que no se debe decir a los empleados cuándo tienen que trabajar y dónde. Lo que debe contar son los resultados y no controlar la duración de la asistencia. La legislación laboral sigue estando por detrás de los avances tecnológicos y culturales en muchos ámbitos, simplemente no está al día. Aunque las tecnologías digitales permiten trabajar con independencia del tiempo y el lugar, el trabajo flexible sigue requiriendo estructuras claras. Se necesita confianza por ambas partes.
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