Mi viaje a St Thomas o Santo Tomás, Islas Vírgenes, fue un verdadero descubrimiento, como también lo fue para el explorador Cristóbal Colón, quien puso pie en esta paradisíaca isla en el año 1493, en su segundo viaje a América. Desde el momento en que llegué, quedé cautivada por la maravillosa combinación de montañas y playas que esta isla tiene para ofrecer. Vivir entre montañas es un regalo para los sentidos, y te permite disfrutar de impresionantes paisajes con playas de aguas turquesas y cálidas que se forman entre hermosas bahías, por eso sus primeros habitantes, los indios taínos, la llamaron “Yos-Yos,” que significa “Isla de muchas aguas”.
Mi punto de partida fue The Pink Palm Hotel Pink Rose, un hotel boutique en el histórico distrito de Charlotte Amalie, que ofrece una vista panorámica de su dinámico puerto que recibe cientos de turistas de diferentes partes del mundo que llegan en modernos cruceros, incluyendo el de Disney. Este acogedor hotel, construido en una montaña, es ideal para jóvenes aventureros o parejas que buscan una escapada romántica. Por el sistema de escaleras, no es recomendable para adultos mayores. En mi caso, me deleité con el canto de los pájaros y de los gallos y disfruté de un delicioso desayuno que llegó en una cesta a la puerta de mi espaciosa y cómoda habitación con vista al mar. Este hotel boutique ofrece jacuzzi y piscina temporalizada y el personal es superamable y dispuesto.
Conducción al estilo europeo
Una particularidad interesante que noté en ST Thomas es que su sistema de conducción sigue el estilo europeo, lo que significa que se maneja por la izquierda. La explicación de esto se encuentra en la historia de la isla, que fue controlada por Dinamarca durante mucho tiempo. Los daneses se asentaron aquí en 1666 y desarrollaron la producción de caña de azúcar con la mano de obra de esclavos africanos. De hecho, la capital, Charlotte Amalie, fue nombrada en honor a la esposa del rey Christian V de Dinamarca. Pero en 1917, St. Thomas cambió de manos, cuando Estados Unidos compró por 25 millones de dólares a las Islas Vírgenes Danesas, incluyendo St. Thomas, por razones estratégicas. Desde entonces, ha sido un territorio no incorporado de los Estados Unidos.
El encanto de la influencia danesa y española se refleja en las construcciones locales, en sus calles adoquinadas que están llenas de tiendas libres de impuestos, restaurantes y un ambiente vibrante. Por cierto, existen muchas tiendas de fina joyería y a precios increíbles. En esta isla el pasado se entrelaza con el presente, y donde la belleza natural se combina con la riqueza de la historia. Es un destino que cautiva a quienes lo visitan, ofreciendo una experiencia única que combina la elegancia europea con la calidez caribeña. Uno de los lugares emblemáticos para no perderse es Fort Christian, un testimonio histórico que merece ser visitado. Durante casi dos siglos, la influencia danesa dejó una huella duradera en la arquitectura y la cultura de la isla. Fort Christian es una imponente fortaleza construida en el siglo XVII, sigue siendo un símbolo de ese legado y lleva el nombre del rey Christian V, quien fue el rey en el momento de su construcción. En 1874, el fuerte se convirtió en la única prisión de la isla hasta 1983.
Drake’s Seat el lugar de piratas y de banana
Drake’s Seat es otro lugar que no se puede pasar por alto. Este mirador, que lleva el nombre del explorador inglés Sir Francis Drake, ofrece impresionantes vistas del norte de la isla. Además, es el lugar donde se inventó el Daiquiri Banana, una bebida deliciosa a base de este fruto tropical que debe probarse. Allí fue construida una tienda gigante donde puedes comprar obsequios que recuerdan tu paso por allí. Puedes incluso sentarte en el asiento donde el capitán Drake vigilaba a sus adversarios en busca de tesoros.
La casita del sabor
Otra característica interesante de St Thomas es su diversidad cultural. La isla cuenta con una población importante de puertorriqueños y dominicanos, quienes han llevado sus tradiciones y han enriquecido la ya diversa gastronomía local y la cultura. Tuvimos el placer de visitar el restaurante Mi Casita, una auténtica casa de la comida dominicana, donde el propietario, Víctor Peña, ha creado una mezcla de sabores únicos que fusiona los ingredientes locales con influencias dominicanas.
Con pasión y determinación, este valiente dominicano dejó su tierra natal en busca de un futuro mejor y encontró su hogar en esta hermosa isla. Después de años de duro trabajo, supervisando la cocina en un prestigioso hotel, finalmente dio un salto de fe. Decidió emprender su propio camino, siguiendo su verdadera pasión: la comida.
Este visionario se enorgullece de llevar la hospitalidad dominicana a cada plato que sirve. Su secreto no radica solo en los sabores exquisitos que crea, sino también en el trato cálido y personalizado que brinda a cada cliente. Cada visita a su restaurante es una experiencia memorable, llena de sonrisas y platos irresistibles.
Su innovación culinaria se refleja en cada bocado. Combina la frescura de la langosta y el pescado capturados en las cristalinas aguas de St Thomas con los sabores auténticos de la cocina dominicana. Uno de sus platos más destacados es el exquisito “Pescado en Coco”, que se ha convertido en un favorito entre los comensales. Además, su “Churrasco” es simplemente inigualable, con más de 300 libras vendidas cada mes. Siempre elige cortes de carne angus de la más alta calidad para asegurar un sabor suave y delicioso.
Este apasionado chef ha llevado lo mejor de la República Dominicana a las costas de St Thomas. Su dedicación a la autenticidad y la calidad ha convertido su restaurante en un verdadero paraíso culinario. Cada visita es un viaje sensorial que te sumerge en los sabores, aromas y hospitalidad que solo él puede ofrecer. ¡Se lo recomendamos!
Magen’s Bay una piscina de agua salada
Magen’s Bay es una de las playas más hermosas y populares de las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, está ubicada como una de las mejores del mundo y está en St Thomas. Con su arena suave, aguas cristalinas y una variedad de actividades deportivas, es un destino de playa de renombre mundial que atrae a visitantes de todas partes. Nos sumergimos en esa piscina de agua salada y nos encantó porque es una de esas playas que siempre has soñado. Con su arena dorada, aguas turquesas y un exuberante paisaje tropical. Invitamos a que compruebes esta belleza por sí mismos como lo hicimos nosotros.
Con los ojos y el corazón llenos de alegría, partimos en ferry a St. John, donde nos esperaba otra emocionante aventura.
Pueden ver en La Nota Latina/La Nota-Latina.com
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