Tu padre se fue porque lo llamó el tiempo, un relato de Fior Plasencia | La Nota Latina

Tu padre se fue porque lo llamó el tiempo, un relato de Fior Plasencia

I saw him. En un motor taxiando encima de una mata de aguacate. Volando entre un tornillo, comiendo con un pasaje entre los dientes. Miro su figura en el espejo del baño afeitándose sus pocos pelos de la quijada. Abrazando a su mujer por la espalda con su cuerpo de espaguetti, haciéndole una pregunta. Poniendo a los niños a dormir. Masticando una pesadilla corriente que se presenta por fastidiosa. Quizás, nunca lo vi y estoy generando ideas para buscar lo que no se me ha perdido. Verlo, más de lo que lo he visto, me haría el día para preguntarle la preguntas indebidas.

Maybe, your father, era un gran hombre que le gustaba cocinar lentejas por la noche, cantar canciones del El Safiro bien bajito, soñar mientras se bañaba. De los hombres que tienen poco que decir, mucho que pensar. Hombre místico. Hombre pez. Que le gustaba beber poco y bailar entre familia. El que se desvivía por recolectar sonrisas con una cámara, después redactarlas en un DVD.

Tu padre se fue porque lo llamó el tiempo, un relato de Fior PlasenciaPor boba y naive sigo pegando puentes de saliva. Por amable me he vuelto sicóloga, quitando un poco de allí para que suene mejor la cosa. ¿Será que conozco el tipo? ¿Y si el tiempo tiene su cara y no me acuerdo?

Pues si, when I cannot sleep me hago encuestas en mi cabeza. Me pregunto por qué lo papás se van, y si se quedan, porque santo milagro lo hacen. ¿No es que llegaron aquí con el mismo sueño? o los olvidó en el trayecto. No sé de data, numeritos, y vainas de esas de lotería, pero debe estar claro: esos hombres no conocen un solo nido. Les gusta tener los pies en llamas. Ojalá no se duerman en su propio fuego mientras la niebla se limpia donde dejaron las casas sin atender. Ojalá que en el avión donde andan no le de envidia cuando su ex mujer, después de tanto años, se deje querer.

Fuera de coro de iglesia, se les desea bien, ya que no se imaginan que tanto daño hacen con la profession de ausencia. ¡Qué chulería!¡Qué leones! Estar allá y aquí, pero nunca jamás ser constante. ¡Así no…así no, papá!

Pero que se va hacer, como tú dices en voz alta; lo hecho por más que duela, ya está. Tu padre se fue porque lo llamó el tiempo y no se fue solo. Se llevó lo que dejó. Lo que conoció. No pensó en sus cercanos, la renta, los papeles encima de la mesa, el domino, las canciones que gritaban sus nombres, los cumpleaños acomunados. Dejó un recuerdo de porta retrato esperando que esté lo reemplaza.

Te dejo a ti, con la duda de decir que sí, cuando no. A decir demasiados sí. Tenerle miedo a un anillo colgándose en tu hombro. A escaparte. Él te dejo con la certeza de siempre salir corriendo aunque duela. Despedirte abrazando. Despedirte durmiendo. A irte tú antes de quedarte. A perderte los momentos importantes por vivir a los lejos. A no querer ser padre de nadie.

Ahora, pasa por aquí volando en su motor de aguacates, auxiliando que lo recuerden. Los tornillos corren a sus manos, y los pasajes quedándose estancados, porque…no se puede andar corriendo toda la vida. Hasta la vida se cansa de que la usen. Veo su reflejo, cortándose la barba antes de una semana larga de trabajo. El ya no es él, sino tú, abrazando la espalda de ella, haciéndole una pregunta que ya ella podrá adivinar su respuesta.

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Fior E. Plasencia
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