La crianza y educación de los hijos siempre ha sido un tema prioritario para todos los padres. Aspectos básicos, tales como una mejor alimentación, escolaridad, socialización adecuada y cuidados médicos en caso de necesitarlos, son los temas principales entre las familias, buscando orientación y guía unos con otros.
Sin embargo, otro importante tema que no puede ser ignorado es la tecnología y como los avances tecnológicos están afectando la crianza a nivel mundial. Y con esto, pongamos sobre la mesa uno de los temas más polémicos en la actualidad. Se trata de la inteligencia artificial.
Para estar más claros, se define la IA o inteligencia artificial como la simulación de la inteligencia humana en máquinas.
Al hablar de inteligencia artificial podemos ver a las personas ir de un extremo al otro. Existe el grupo que está a favor y que abraza la inteligencia artificial como estratégica, eficaz e innovadora, viendo a la misma como la respuesta a las necesidades del mercado de hoy.
Está el grupo en contra, que ve a la inteligencia artificial como una amenaza para con nuestra sensibilidad, los servicios que damos y recibimos, y argumentan que ésta será causa de mayor desconexión para con los demás.
Adicionalmente, encontramos grupos de personas que no tienen opinión ni a favor ni en contra, a veces por falta de conocimiento o interés, o por no considerarse afectados del todo.
Pero volvamos al tema específico. Cuando de nuestros hijos se trata, de su educación y crianza, ¿qué peligro representa la inteligencia artificial? ¿Cómo podemos nosotros, los padres, evitar las amenazas constantes a nuestros hijos ante tanta exposición y bombardeo tecnológico? ¿Acaso existe algo que realmente podamos hacer?
Ya sea que tengas hijos pequeños o adolescentes, quiero dejarte algunas pautas claves que te puedan servir para acompañar a tus hijos en este tiempo moderno y de tanto desarrollo tecnológico, dando respuestas a las inquietudes planteadas.
Aceptar lo que es
Es muy importante enfocar nuestros esfuerzos hacia lo que sí podemos hacer. Muchas veces nos desgastamos quejándonos y sintiéndonos completamente desmotivados al resistirnos a aceptar la realidad tal y como está. Esto no significa que caigamos en un conformismo; por el contrario, se trata de que nos enfoquemos en lo que sí podemos hacer.
Como en todo, el primer paso de cualquier cambio es la aceptación del punto de partida en el que estamos. En este caso, vivimos en una época en que el desarrollo de la sociedad y la tecnología están yendo de la mano. Aceptar que este es el momento histórico en el que estamos viviendo, nos lleva a dejar de pelearnos con esa realidad y poder así centrar todo nuestro enfoque y poner todo nuestro esfuerzo hacia crear conciencia y fomentar el pensamiento objetivo en nuestros hijos.
Modelamiento del análisis
Para que nuestros hijos puedan practicar la observación y análisis de las situaciones, nosotros los padres necesitamos mostrar esta práctica con regularidad y constancia. Nuestros hijos aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos; por lo tanto, más allá de darles discursos teóricos sobre cómo usar o no la inteligencia artificial, vamos a mostrarles cómo nosotros observamos las situaciones, compartirles los aspectos que vemos y las diversas conclusiones a las que estamos llegando. Esta práctica les despierta curiosidad y conexión con el proceso de análisis como un extraordinario y hasta divertido aliado.
Acciones que hacen una diferencia
Así como el invitarles a ser observadores pasivos de nuestros procesos regulares de observación y análisis les ayuda a conectar con esta práctica, el propiciar conversaciones con nuestros hijos en los que hacemos planteamientos para que ellos nos den su opinión, percepción y análisis de la situación planteada es una forma simple y estratégica para fomentar en ellos el pensar por sí mismos.
No hay mayor satisfacción para nuestros hijos que el ser validados cuando exponen sus ideas y conclusiones sobre una situación. Frases tales como “que acertadas tus conclusiones”, “que bien captaste los detalles”, “excelente planteamiento”, les fortalecen su autoestima mientras les estimula a valorar el pensar analíticamente sin importar lo que hagan otros (sobre todo sus amigos y la presión que estos pueda tener sobre ellos).
Qué distinto se ve el panorama cuando conectamos con opciones poderosas con las que podemos apoyar a nuestros hijos y darles herramientas que les permita discernir lo que les corresponde hacer y formas de utilizar su mente con efectividad e intencionalidad. Al final de todo, el problema de la inteligencia artificial (y de cualquier tecnología a mano) radica en como los seres humanos decidimos utilizarla. Por lo tanto, es crucial ayudar a nuestros hijos a comprender que la tecnología nunca debe reemplazar nuestra capacidad de pensar y decidir por nosotros mismos y mucho menos ser vista como poseedora de la verdad absoluta. Igualmente, invitarles a reconocer su procesamiento cognitivo y de pensamiento objetivo como un músculo que debe ser ejercitado para evitar su atrofiamiento.
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