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La Ética Intercultural como herramienta para el viajero

 

 

Cuando viajamos nos vamos una persona, pero nunca regresamos la misma. Lo que más nos potencia al aventurarnos fuera de las comunidades a las que estamos acostumbrados, es la experiencia del modo de vida del otro. Aunque nuestro viaje sea corto y nuestro destino sea cercano, una vez que nos metemos en el mundo de otros para vivir alguna experiencia cultural, regresamos a casa con mejor entendimiento de nuestros propios valores. El nivel más alto que hay en el pensamiento sobre lo que significa ser parte de una vivencia fuera de nuestra cultura se denomina la ética intercultural. Esta línea de pensamiento filosófico sostiene que el comportamiento humano ante otras culturas va a generar el bien cuando estamos consientes de nuestros factores morales y reconocemos que esos valores pueden expresarse de diferente manera en otros grupos culturales. Reconocemos que para vivir la experiencia del otro hay valores humanos presentes y diferentes formas de interpretarlos.

El primer paso en la ética intercultural es eliminar cualquier tipo de estereotipo que nos produzca el ambiente, el aspecto visual de la nueva cultura y hasta los sabores u olores. Quiere decir que la práctica de la ética intercultural puede ser interrumpida por hábitos que pueden traducirse en prejuicio. Entonces, para poner en acción como viajeros nuestro sistema de valores morales, debemos relajarnos un poco y comenzar a vivir como el otro. Si hay limitaciones que nuestra salud no puede tolerar, podemos explicarle al otro que tenemos una condición física que nos limita a experimentar ese aspecto particular de la cultura. Es aconsejable observar bien desde el punto de vista de liderazgo de valor cultural y considerar las siete dimensiones de estilos de vida, creencias, tradiciones, diversidad lingüística, uso de la tecnología, expresión intelectual/creativa y cambios socio históricos. Considerando que todo lo que veamos en esa experiencia cabe dentro de estas categorías, sabremos que estamos viviendo la cultura del otro y nos sentiremos en espacios de seguridad psicológica.

Finalmente, recordemos que los humanos pueden expresarse dentro del estudio del comportamiento intercultural bajo estas cuatro categorías (las 4 Cs): creadores, conectores, consumidores y conquistadores. Siendo los dos primeros comportamientos activos y los dos últimos pasivos para el pensamiento crítico. El viajero intercultural podrá identificar el papel que juega el individuo en su sociedad y conectar con la persona de modo personal basado en intereses comunes y en el entendimiento de las necesidades del otro. La experiencia del viajero nos enseña, fortalece y nos hace crecer. Regresaremos a casa con la afirmación de que nuestros valores son la base de todos los aportes que podemos darle al mundo y veremos nuestros valores reflejados en el modo de vivir del otro, sintiéndonos potenciados por los nuevos aprendizajes. #CulturePhilanthropy #CulturalValueLeadership #InterculturalEthics

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Veronica Herrera
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