Los piropos: Percepción cultural que pone en juego la seguridad personal

Los esfuerzos de cada persona por una sociedad donde todos nos sintamos valorados forman parte de lo que aportamos como agentes de comportamiento cultural positivo (CCP).  Las tradiciones que fomentan el respeto son las herramientas que tenemos para poner en práctica valores que aumentan la prosperidad de todos como inmigrantes. Por el contrario, los hábitos culturales que invaden el espacio personal de otros destruyen las relaciones sociales y ponen en juego la seguridad de la comunidad. No es correcto molestar a otro en la calle.

Lo que hay ante nuestros ojos no nos pertenece. En las sociedades libres, las personas tienen el derecho a existir y a vivir sin  miedo, a expresarse y a lograr sus tareas diarias sin temerle a la calle. Desafortunadamente, este no es el caso para las personas que reciben piropos, miradas intimidantes de extraños en espacio públicos, seguidas y hasta son tocadas por agresores callejeros. El agresor está convencido de que es algo bonito, de que a la otra persona le agrada y de que es parte de una tradición. Lo cierto es que es acoso, produce estrés y miedo en la otra persona y puede hasta llegar a considerarse un crimen.

En Chile y Perú, se han puesto leyes para proteger la seguridad de las personas en la calle y tener espacios donde los turistas no se sientan acosados. Desde México, el Instituto Municipal de las Mujeres ofrece programas para educar sobre el acoso callejero. La empresa de cosméticos L’Oréal también tiene un sitio web de capacitación con herramientas para que seamos parte del cambio. Es una tarea de modificación de la percepción cultural y todavía hace falta educación. En una sociedad donde estamos rodeados de personas de todas partes del mundo, una regla esencial debe ser  no valorar a los seres humanos por su apariencia física. El cuerpo de la otra persona no nos pertenece, no tenemos el derecho de evaluar si es atractivo o no, porque cada uno de nosotros merece vivir sin acoso, sentirse libre y andar seguro. #CulturePhilanthropy

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Veronica Herrera

Verónica Herrera es innovadora en filantropía y educadora. A través de su experiencia de más de 20 años diseñando iniciativas culturales en la comunidad, complementada por sus estudios de investigación a nivel de doctorado, Verónica desarrolló una teoría de la motivación conocida como la "Filantropía de Cultura" (#CulturePhilanthropy). Su teoría sostiene que aportando lo positivo de la cultura se puede motivar el aporte filantrópico, el cual servirá de motor para el desarrollo económico. Su misión es educar a todos los niveles sobre el valor de la cultura como herramienta estratégica para el progreso de las comunidades. Verónica se graduó de la Universidad de Tennessee con dos licenciaturas, Idiomas y Psicología. Luego obtuvo su maestría en Pedagogía con especializaciones en Métodos de Investigación y en Literatura. Actualmente se encuentra en la fase final de un doctorado en Pedagogía. En 2016, fue reconocida con el premio Positive Impact Awards 2016 de Hispanicize, en la mención Desarrollo Profesional y luego logró ganar el premio como Personaje del Año 2016 con el apoyo del voto popular. Además, fue ganadora del Chattanooga’s Vote La Paz de Chattanooga Latino Leadership Award 2016 y fue oficialmente proclamada por el consejo de dicha ciudad como inmigrante de valioso aporte a la sociedad americana.

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