Palm Springs: Palmeras, arte y un teleférico | La Nota Latina

Palm Springs: Palmeras, arte y un teleférico

 

 

En las afueras de la gran metrópolis de Los Ángeles, en medio del desierto, pero con altas montañas a su alrededor, se encuentra la ciudad de Palm Springs: un destino obligado para los aficionados de la arquitectura, del arte o de simplemente para pasar un buen rato con los amigos más cercanos.

Durante el verano es muy, muy caluroso, pero durante el resto del año, cuando la mitad de California está pasando frío, aquí las temperaturas son muy agradables e ideales para darse un chapuzón en la piscina mientras admira las altas palmeras que se encuentran por todos lados.

En los años 60, Palm Springs se convirtió en un refugio para muchas estrellas de Hollywood. En este rincón del estado conseguían la privacidad que no tenían en la ciudad de Los Ángeles, y además disfrutaban de un clima más amigable durante todas las estaciones.  Eran legendarias las fiestas organizadas por Frank Sinatra, mientras que otros ídolos como Elvis Presley y Marilyn Monroe eran asiduos visitantes. El glamour de las estrellas de Hollywood atrajo a gente de la alta sociedad que construyeron fantásticas casas de vacaciones en el estilo Mid-Century Modern, que es un estilo considerado futurista y que hoy en día llaman la atención de los amantes de la arquitectura que llegan desde todas partes del mundo.

Este estilo se desarrolló entre las décadas de los 30 y los 60 y buscaba construir viviendas de una manera económica a la vez de satisfacer todas las necesidades humanas. Para ello incorporó materiales y elementos industriales que se pudieran conseguir con facilidad. A todo esto se sumaron formas sencillas, claras y una sinceridad estructural. El estilo arquitectónico toma mucho en cuenta el entorno y la naturaleza que rodea a las viviendas, por lo que trata de aprovechar la iluminación y la ventilación natural. La horizontalidad se impone sobre la verticalidad, por lo que no encontrará muchas casas de dos pisos en Palm Springs.

Es muy fácil conseguir un mapa (impreso o en línea) y recorrer los vecindarios para contemplar las casas que pertenecieron a celebridades. Algunas no son muy impresionantes desde afuera, pero igual valen la pena visitar, como la que fue el hogar del extravagante Liberace.

Palm Springs pasó unos años de olvido en las décadas de los 80 y 90, pero con el inicio del siglo XXI volvió a resurgir. Grandes consorcios construyeron campos de golf, casinos y centros comerciales que se unieron a los hoteles y resorts que ya existían en el área.

Otro de los atractivos de la región es el desierto. Muchos músicos llegan a Palm Springs en busca de inspiración y tranquilidad para componer y grabar sus discos. En los alrededores de Palm Springs se encuentran numerosos estudios de grabación.

Un recorrido a pie por el downtown es la mejor manera de comenzar una visita a Palm Springs. Ahí encontrará una enorme estatua de Marilyn Monroe frente al famoso Museo de Arte. A pocos pasos verá toda clase de esculturas, además de murales que en ocasiones adornan las fachadas de las muchas galerías de arte, tiendas y restaurantes.

Hasta los bancos para descansar están decorados con pinturas, y uno en particular tiene una escultura de la comediante y empresaria Lucy Ball.

Desde las alturas

Pero sin duda uno de los atractivos turísticos que no se puede perder es el Teleférico de Palm Springs, que con sus cabinas giratorias es uno de los más grandes del mundo. Disfrute del paisaje, comenzando a unos 805 metros de altura, en la estación a la que se llega manejando, para luego subir hasta una estación de montaña situada a 2,595 metros de altura en el Mt. San Jacinto State Park. Construido en 1963, este teleférico tiene el ascenso vertical en teleférico más empinado de Estados Unidos y el segundo del mundo.

Pero fue años después, en el 2000, cuando las viejas cabinas fueron sustituidas por unas con una base giratoria, lo que obligó incluso a eliminar rocas de la montaña para que pudieran pasar las nuevas cabinas. Gracias a la base giratoria, nadie se pierde de ninguna de las espectaculares vistas

El ascenso vertical, que dura unos 10 minutos, le permite descubrir Chino Canyon y las montañas de San Jacinto, mientras el desierto de Sonora se puede apreciar en toda su extensión durante el singular recorrido. Ya en la cima, explore el Mt. San Jacinto, un territorio de 5,665 hectáreas con kilómetros de senderos, campings rústicos y afloramientos de granito que proporcionan unas vistas espectaculares de las ciudades alrededor de la cordillera.

Si le gusta la nieve, no deje visitarlo de mediados de noviembre a mediados de abril, ya que podrá disfrutar de actividades invernales como el esquí o caminar con raquetas.

Pueden leer en La Nota Latina/La Nota-Latina.com

 

 

 

Rafael Palacio
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