En las calles de este pequeño poblado de Arizona no hay asfalto, y las aceras son de madera. Los caballos tratan de evitar el inclemente sol mientras jalan carretas de madera y metal. Y los pistoleros “más buscados” no temen ser reconocidos – al contrario, seguramente posarán con gusto frente a las cámaras fotográficas y celulares de los visitantes.
En el sur del estado de Arizona, a un poco más de 1 hora de Tucson y unas 3 horas de Phoenix, la capital estatal, se encuentra Tombstone. Con una población de apenas 1,380, según el Censo de 2010, la actividad económica principal hoy en día es el turismo, pues su historia está íntimamente ligada a la expansión de la frontera en el siglo XIX e inicios del siglo XX.
El poblado comenzó como un campo minero cercano a una veta de plata reclamada por Ed Schieffelin, quien según la leyenda cierto día se encontraba en el Campo Huachuca en Arizona y le comentó a un soldado sobre la posible presencia de minerales en las montañas vecinas. El militar, sin embargo, le advirtió acerca de los peligros en la zona, principalmente la amenaza de apaches. Además, le dijo que todo lo que encontraría allí sería su lápida (o tombstone, en inglés).
A pesar de las serias advertencias, en 1878 se desplazó al área escondiéndose de los nativos y descubrió un yacimiento de plata que bautizó con el nombre de Tombstone, recordando las palabras de aquel soldado precavido.
Mientras Schieffelin abandonaba el sitio en busca de más minas, otros personajes arribaron en 1879: Los famosos hermanos Wyatt, Virgil, Morgan y James Earp; lo mismo que Doc Holliday y Big Nose Kate. También llegaron delincuentes conocidos como la pandilla de los hermanos Clanton, los hermanos McLaury y Johnny Ringo, y muchos de ellos no ocultaban su disconformidad con la presencia de los Earp en el poblado, lo que generó toda clase de confrontaciones.
Tombstone siguió creciendo y fueron llegando personajes característicos de lo que ahora se llama “el Lejano Oeste”, como apostadores de oficio, dueños de bares, bailarinas y prostitutas. Con el tiempo, se ganó la fama de estar entre los más violentos pueblos del suroeste de Estados Unidos.
En 1929 las autoridades del condado decidieron mudar las oficinas administrativas a la vecina ciudad de Bisbee, condenando a Tombstone a convertirse en una ciudad fantasma. La herencia del pasado, sin embargo, hizo resurgir al poblado gracias al turismo.
Hoy en día miles llegan a Tombstone, sobre todo los fines de semana, para visitar el cementerio de Boot Hill, presenciar las recreaciones de famosos de tiroteos, recorrer los pasillos del edificio de la Corte del Condado y dar un vistazo a la historia en el famoso Teatro Bird Cage, que estuvo cerrado por más de 50 años tras las inundaciones de las minas aledañas y donde se conservan toda clase de armas, instrumentos musicales, pinturas y hasta excentricidades de la época del Lejano Oeste. Todo esto ha logrado que la popularmente llamada “ciudad demasiado dura para morir” sobreviva hasta el presente y mire con optimismo hacia el futuro.
De hecho, Tombstone atrae a empresarios y hasta jóvenes inversionistas, como el dueño de Mama P’s, una increíble posada que se encuentra a apenas una cuadra de las principales atracciones del lugar, y donde los huéspedes se trasladan por una noche a épocas pasadas pero disfrutando de las comodidades de la vida moderna. Las habitaciones de Mama P’s pueden ser alquiladas a través del portal cibernético Airbnb, al igual que las de otros establecimientos que se encuentran muy cerca, en los límites de la ciudad. También hay pequeños hoteles que han sido renovados recientemente.
En las tiendas puede encontrar desde las tradicionales franelas hasta sofisticados sombreros de vaqueros. También hay atracciones como un zipline y tours nocturnos de fantasmas, y la mayoría de los bares y restaurantes conservan la decoración y mobiliario de la época del Lejano Oeste.
Como mineros
A media hora de Tombstone, entre las montañas y valles de Arizona y muy cerca de la frontera con México, está la ciudad de Bisbee, un pueblo de pasado minero y un presente artístico que lo ha llevado a convertirse en uno de los destinos turísticos preferidos en la región.
Esta localidad presume de haber sido la mayor ciudad entre St. Louis y San Francisco hace un siglo, aunque según el censo de 2010 tiene una población de poco más de 5,500 habitantes.
Bisbee fue fundada como un pueblo minero de cobre, oro y plata en 1880, tres años después de que se abriera la mina Copper Queen.
Pero tras el cierre de todas las minas de la zona en la década de 1970, los residentes de Bisbee lucharon para que el pueblo no quedase abandonado casi 100 años después de su fundación, pues está lleno de historias que quieren preservar. Por este motivo, decidieron abrir nuevamente la mina Cooper Queen en 1976 como atracción turística.
La mina Copper Queen de Bisbee fue una de las minas de cobre más ricas de la historia. La mina abrió en 1877 y finalmente cerró cuando la empresa Phelps Dodge suspendió las operaciones mineras en Bisbee.
Hoy en día, aproximadamente 50,000 personas cada año visitan la mina para recordar la próspera herencia minera de Bisbee y experimentar cómo era trabajar bajo tierra.
Para realizar el recorrido lo primero que tiene que hacer es recoger una ficha de mina (como hacían los mineros para saber cuántos entraban y cuántos salían) y ponerse un impermeable, casco y linterna de minero. Luego debe subir al “tren mula” de la mina e ingresar al corazón de la montaña. Los recorridos son realizados por mineros que trabajaron en las minas y cuentan sus propias historias a partir de experiencias personales.
Luego de visitar la mina, pase un tiempo recorriendo las calles del centro de Bisbee, donde artistas han encontrado un lugar para establecerse y transformar esta pequeña ciudad industrial, a la que también han llegado muchos retirados. Bisbee se ha convertido en un refugio para decenas de amantes del arte.
Pinturas y esculturas no sólo están presente en el centro de la ciudad, sino también en los jardines de las casas, los edificios y callejones.
Este pequeño pueblo de Arizona también es lugar de residencia de escritores y poetas que buscan paz y tranquilidad para componer sus obras.
Los edificios históricos, las calles empinadas y la arquitectura victoriana le dan un sello especial a este rincón de Arizona, donde están establecidas algunas de las mejores galerías de arte del estado.
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