Cuando se trata de salud mental, sobre todo la de niños y adolescentes, muchos no quieren ni hablar del tema, mientras que otros no saben a dónde acudir para encontrar ayuda, pero existen organizaciones como el capítulo Miami de la organización National Alliance on Mental Health (Nami), dispuestas a dar una mano en el momento que más se necesita.
Nadie pone en duda que recientes tragedias en el país, como la ocurrida en la escuela primaria de Texas, generan ansiedad y temor entre los estudiantes, quienes en pocos meses estarán regresando a las aulas de clases. A esto se suma que apenas estamos dejando atrás una pandemia que generó toda clase de problemas económicos y que también ocasionó sentimientos de incertidumbre entre los más pequeños de la casa.
De acuerdo con los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades, los trastornos mentales en los niños y jóvenes se manifiestan en cambios serios en su forma habitual de aprender, comportarse o manejar las emociones, lo cual causa angustia y problemas en las actividades diarias.
Según expertos, los latinos en EE.UU, por lo general, no buscan consejería o tratamiento para la salud mental, al punto que de acuerdo con la Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental (SAMHSA, por sus siglas en inglés) en el año 2020 solo 35.1% de los latinos con una condición de salud mental recibieron ayuda profesional.
Con la finalidad de dar a conocer los programas, recursos e iniciativas que existen para ayudar tanto a los jóvenes como a los adultos que sufren de algún problema de salud mental o que viven con alguien con alguna condición, el capítulo de Miami de la organización National Alliance on Mental Health (NAMI) recientemente invitó a un grupo de expertos y medios de comunicación a una conferencia virtual para conversar sobre los retos que enfrentan niños y jóvenes en cuanto a la salud mental tras la pandemia de Covid-19.
Susan Racher, presidenta del capítulo de Miami-Dade de NAMI, recordó que los programas de ayuda disponibles en el sur de Florida vienen de una organización nacional con amplia experiencia y credibilidad. “Ofrecemos clases, grupos de apoyo para jóvenes y grupos de apoyo para familiares. También hay un teléfono para acceso a los recursos disponibles. Contamos con un programa de prevención que educa sobre las señales que deben servir como advertencia. Todos nuestros programas están dirigidos a ayudar a las jóvenes y familias”, indicó.
Por su parte Beth Jarosz, directora de KidsData.org, señaló que es importante conocer las estadísticas porque hay que “entender las tendencias para poder salvar vidas”.
En su presentación, la experta indicó que la tasa de suicidio (por cada 100,000 habitantes) entre jóvenes con edades entre 15 y 19 años es 60 por ciento más alta en 2020 en comparación con 2010, y la de niños con edades entre 10 y 14 años en el 2020 es el triple que la de 2007. En Florida las tasas son más bajas que los indicadores a nivel nacional, pero los casos han estado subiendo en la última década.
Dos aspectos de la presentación de Jarosz llamaron en especial la atención de los participantes en la conferencia virtual:
- Miembros de comunidades indígenas, quienes han sufrido adversidades en la niñez y los jóvenes de la comunidad LGBTQ son los que están en una situación de más riesgo en cuanto a la salud mental, y
- 1 de cada 6 jóvenes han recibido un diagnóstico de ansiedad, depresión o alguna condición de salud mental, pero solo la mitad han recibido ayuda profesional.
“La gran pregunta entonces es qué podemos hacer. Hay que eliminar los estigmas que rodean a la salud mental, facilitar el acceso a los programas y recursos y reducir la adversidad, como la pobreza, que afectan a los niños y jóvenes”, agregó Jarosz.
Por su parte Eddy Molin, enfermero psiquiátrico y quien trabaja con el Jackson Health de Florida, expresó que “en base a mi experiencia personal, sobre todo en los dos últimos meses, hemos visto un incremento en las admisiones a hospitales de niños con ansiedad o con conductas agresivas, y sin duda hay que relacionar esto con los recientes tiroteos y con el impacto de las redes sociales, pues estas tienen una capacidad de determinar cómo piensan las personas. No hay que olvidar que los adolescentes aún están en desarrollo y no se puede esperar que ellos crean y actúen como adultos”, apuntó.
Molin dijo que para los padres es importante ver si hay un cambio en las actitudes de sus hijos, por ejemplo, si pasan más tiempo en la cama, en sus cuartos, o si dejan de hacer cosas que normalmente hacían. “Y cuando esto pasa, hay que actuar de manera inmediata, igual que cuando hay un dolor de estómago muy grave y entonces se sale a buscar un médico o se llega a la sala de emergencias de un hospital”, dijo.
“Compasión y empatía son dos palabras que todos deben tener presente. Hay que hacer un esfuerzo en colocarnos en los zapatos de otros y entender lo que ellos sienten, porque si eso se logra, será posible cuidar de los seres queridos y ayudar a aliviar el sufrimiento de las personas”, destacó el experto. Y en ese mismo sentido, advirtió a los padres que hay que tener cuidado con la manera en que se comunican con un niño o adolescente que pudiera estar enfrentando depresión u otra condición, porque usar insultos o palabras fuertes sin duda puede empeorar la situación.
Ayudar a otros
Estephanía Plascencia es coordinadora del programa para jóvenes de NAMI de Miami-Dade, pero en esta conferencia compartió su experiencia personal enfrentando la depresión.
“A mí me diagnosticaron con depresión crónica y ansiedad como hace 6 años, pero siempre mostré señales desde que estaba en la escuela primaria. La ansiedad se manifestaba en mareos, sudoraciones y palpitaciones, además de rabietas y problemas para concentrarme. Esto afectaba mi rendimiento en la escuela y llegué a pensar que yo no era igual que otros, lo que afectó mi autoestima. En la escuela intermedia y secundaria aún presentaba algunos síntomas, pero no fue hasta que salí de la universidad cuando llegué a estar tan deprimida que llegué a estar encerrada en casa por varios meses, no respondía los mensajes de los amigos, creía que mi vida no tenía propósito”, recordó la joven profesional.
Dijo que fue una persona cercana quien le sugirió buscar ayuda, “fui a un terapeuta y recibí medicinas y aprendí técnicas para lidiar con esta situación”.
“NAMI jugó un papel fundamental, porque me dejaron ver que yo no estaba sola, me dieron mucha información sobre los recursos en la comunidad y los grupos de apoyo. Sentí que ahora tenía un conocimiento y compresión que me permitía interactuar con personas que pasaban por una situación similar”, dijo Plascencia.
“Ahora veo la diferencia antes y después de la pandemia. Ahora la gente tiene más curiosidad por saber más sobre cómo enfrentar la depresión, cómo ayudar a un amigo y sobre todo qué hacer si ese amigo no quiere recibir ayuda. Nuestra juventud necesita ayuda”, recalcó.
Según los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades, entre los trastornos mentales más comunes que se pueden diagnosticar en la infancia y adolescencia se encuentran el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la ansiedad (temores o preocupaciones) y los trastornos conductuales.
Por eso, ofrecen estos consejos a los padres, jóvenes, profesionales de la salud y maestros.
Padres: Ustedes conocen a su hijo mejor que nadie. Hablen con el profesional de la salud que atiende al niño si tienen inquietudes acerca de la forma en que su hijo se comporta en la casa, en la escuela o con sus amigos.
Jóvenes: Cuidar de la salud mental es tan importante como cuidar de la salud física. Si están enojados, preocupados o tristes, no teman hablar acerca de sus sentimientos y acudan a un amigo o adulto de confianza.
Profesionales de la salud: Es fundamental tener un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado que se base en directrices actualizadas. Hay recursos disponibles para ayudar a diagnosticar y tratar los trastornos mentales de los niños.
Maestros o personal administrativo de la escuela: La identificación temprana del problema es importante para que los niños puedan recibir la ayuda que necesiten. Trabajen con las familias y los profesionales de la salud si tienen alguna preocupación sobre la salud mental de un niño en su escuela.
Si necesita más información sobre recursos en español para enfrentar problemas de salud mental en niños y adolescentes, visite este enlace de los CDC.
Pueden leer en La Nota Latina/La Nota-Latina.com
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