El “río de hielo” en la capital de Alaska | La Nota Latina

El “río de hielo” en la capital de Alaska

 

 

 

Ver de cerca por primera vez un glaciar, uno de esos majestuosos “ríos de hielo” que muy poco a poco viajan hasta lagos y océanos para luego transformarse en témpanos que a su vez se mueven, pero un poco más rápido, hasta derretirse, es sin duda una experiencia que queda grabada en la memoria. A muy pocos kilómetros de Juneau, la capital de Alaska, se encuentra el Glaciar Mendenhall, uno de los más visitados en Estados Unidos y al cual se puede llegar cómodamente en un autobús o taxi.

Por supuesto, la parte un poco más complicada es poner un pie en Juneau, pues solo se puede acceder ahí por avión o barco.

El “río de hielo” en la capital de Alaska

Esta ciudad de 32,451 habitantes es la segunda más grande detrás de Anchorage, pero es Número 1 cuando se trata de paisajes espectaculares, actividades al aire libre y contacto con la naturaleza – desde ver a águilas que descansan en los postes de luz de la autopista, hasta osos que merodean por los vecindarios o ballenas que nadan a pocos metros de distancia. La ciudad se encuentra en el área que se conoce como el Pasaje Interior de Alaska, al pie del Monte Roberts, y está rodeada por la majestuosa naturaleza del Bosque Nacional Tongass.

Aunque cuenta con un aeropuerto internacional (es “internacional” porque algunos pocos vuelos se originan desde ciudades de la vecina Canadá), la mejor – y más barata – forma de llegar a Juneau es en un crucero. La temporada de cruceros a Alaska arranca en el mes de abril y se extiende hasta septiembre, aunque este año varias líneas decidieron ir hasta mediados de octubre debido a que las dos últimas temporadas fueron afectadas severamente por la pandemia.

El “río de hielo” en la capital de Alaska

Casi todas las principales líneas de cruceros (Norwegian, Royal Caribbean, Holland America, Princess y Disney) ofrecen itinerarios a Alaska y casi todos incluyen una parada en Juneau, partiendo desde Seattle (en el estado de Washington) o Vancouver, en la provincia canadiense de British Columbia. Algo increíble de llegar en crucero es que los enormes barcos pueden desembarcar pasajeros en el propio downtown de la ciudad, lo que facilita la visita en las pocas horas que tiene para explorar.

Antes de ir al Mendenhall, lo más recomendable es montarse en el teleférico que va hasta el Monte Roberts. El Goldbelt Tram (anteriormente Mount Roberts Tramway) es un tranvía aéreo único en su tipo en Alaska y que ha estado en funcionamiento desde 1996. El teleférico realiza un ascenso de seis minutos a 3,819 pies (1,164 metros) hasta el Monte Roberts desde los muelles de cruceros (apenas unos pies sobre el nivel del mar). En la estación superior se encuentran un restaurante, cine, tienda de recuerdos y un centro de educación natural, así como conexiones a los senderos que suben y bajan la montaña. Un sendero conduce a una gran cruz erigida por un sacerdote católico a principios del siglo XX, desde donde se pueden apreciar espectaculares vistas.

Durante la temporada alta de turistas hay artesanos que le enseñan cómo se hacen los famosos tótems que se ven por toda Alaska, pero lo mejor es que, sin el día no está nublado, puede admirar toda la majestuosidad del canal Gastineau, que es el que comunica Juneau con el resto de Alaska, además de las montañas que conforman el Bosque Nacional Tongass, que es el más grande en el país.

La naturaleza bien de cerca

Al regresar al muelle, puede comprar un boleto de autobús para ir hasta el Glacial Mendenhall o simplemente trate de tomar un taxi – una opción altamente recomendable, pero esa parte la conocerá un poco más adelante.

El recorrido hasta la entrada del glaciar toma menos de 20 minutos. Mendenhall es un glaciar con aproximadamente 19 kilómetros de longitud localizado en el Valle Mendenhall, un área federal en el bosque Tongass.​ Los pueblos originarios de ese territorio, los Tlingit, llamaban al glaciar como Sitaantaagu (“El glaciar detrás del pueblo”) o Aak’wtaaksit (“El glaciar detrás del lago pequeño”).

Lo primero que debe hacer es experimentar el esplendor del lugar desde el Centro de Visitantes del Glaciar Mendenhall. Aquí puede disfrutar de las vistas del río de hielo y ver témpanos azules flotando en el agua en medio de los reflejos de las montañas de la costa sureste de Alaska. El Mendenhall es uno de los muchos glaciares importantes que se conectan con el vasto campo de hielo de Juneau, un remanente de 1,500 millas cuadradas de la última Edad de Hielo.

El “río de hielo” en la capital de AlaskaSe puede acceder al centro de visitantes desde los estacionamientos por escaleras, ascensores o una rampa. Los guardabosques del Servicio Forestal de EE.UU. están disponibles para responder preguntas y ayudarlo a entender mejor el paisaje que lo rodea. La historia de Mendenhall se resume en un clima cambiante y un glaciar en retirada, pero incluye el regreso de un bosque y de la vida silvestre. Exhibiciones interactivas, una película de 15 minutos que presenta la vida en el Bosque Nacional Tongass y sus muchos glaciares sin duda enriquecerán su visita.

Afuera del edificio esperan varios senderos, de diferentes distancias y dificultades, que lo acercan a cascadas o hasta arroyos de salmón. Esté preparado para encontrarse de pronto con puercoespines, castores, águilas y hasta osos. Pasee por una selva húmeda cargada de musgo o recorra la orilla del lago Mendenhall hasta la hermosa catarata Nugget Falls, contando los témpanos en el lago a medida que avanza.

Tristemente, el glaciar se está retirando debido a un clima generalmente más cálido en el sureste de Alaska. El Servicio Forestal estima que se ha retirado aproximadamente 2,5 millas desde su máximo más reciente durante la Pequeña Edad de Hielo en mediados del año 1700.

Si contrató un taxi en lugar de un autobús, tome nota: pídale al conductor que antes de regresar a Juneau lo lleve hasta el campamento que se encuentra al otro lado del lago. Desde este lugar podrá ver no solo el glaciar, sino las inmensas montañas que lo rodean desde una perspectiva totalmente diferente y que no muchos turistas pueden disfrutar.

Pueden leer en La Nota Latina/La Nota-Latina.com

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Rafael Palacio
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